lunes, 23 de diciembre de 2013

Reciclar(se)

El camino es largo, el camino es duro. Conseguir aquello que queremos, no es tarea fácil. Hay veces en las que creemos estar persiguiendo nuestro objetivo cuando en realidad, lo único que estamos haciendo es alejarnos de él por las meras ganas de llegar a este lo antes posible. Esto conlleva en ocasiones a que entremos en un estado de desgaste, de agotamiento, tanto físico como emocional. Es entonces, cuando necesitamos descontaminar en cierta parte nuestros pensamientos y formas de actuar con el fin de estar bien con nosotros mismos, redescubrir la pasión que nos mueve y volver al terreno de juego con fuerzas, con ganas de conseguir aquello que queremos conseguir, pero disfrutándolo. Es importante visualizar nuestra meta y continuar para llegar a ella, pero sin olvidar de disfrutar del camino, sin olvidar las veces que nos hemos levantado tras cada caída y así recordarnos que podemos hacerlo otra vez. Cuando llegamos al punto de desgaste, es momento de parar. Es momento, de volver al punto de partida. Es necesario, reciclar nuestra manera de pensar, desechando aquello que no trae nada positivo a nuestras vidas y quedándonos con aquello que verdaderamente nos aporta algo. Es necesario, ser conscientes de todo lo que hemos conseguido y que esto nos sirva de aliciente para ver que somos capaces de más, de conseguir aquello que trifulca en nuestra cabeza. Al final, reciclarse, supone un nuevo comienzo, una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Fénix

Dicen que en la adversidad se miden las personas. Hay veces que los golpes son realmente duros y cuesta volver a ponerse en pie, pero finalmente, acabas haciéndolo. Una y otra vez. Antes de ello, pasas por un periodo de recuperación. Las recuperaciones no son fáciles, suelen doler más que el propio golpe. La gente más cercana puede ayudarte, aconsejarte, entenderte, aliviar la carga que llevas a cuestas… pero en realidad, la recuperación acabas haciéndola tú solo. Una vez hemos pasado ese periodo crítico o de vulnerabilidad por un tiempo, salimos fortalecidos. Si crees que has perdido el tiempo, quizás te equivocas, ya que curar las heridas no es fácil, requiere de paciencia y de tiempo y hay algunas que tardan en cicatrizar. Una vez lo has hecho, es momento de volver a reincorporarte a la carrera. ¿Quién dijo que iba a ser fácil? Encontrarás obstáculos y vas a tener que sortearlos. Van a ponerte a prueba. Vas a sentir dolor. Ahí es donde tienes que ser consciente de las veces que te has caído y te has levantado, de aquello que anhelabas y has conseguido, de todo aquello que puedes y te queda por conseguir. Inevitablemente una vez has vuelto al terreno de juego, te preguntas donde se había ido la fuerza que tienes cuando te habías caído, te preguntas dónde estabas tú mismo y en verdad no nos hemos ido, seguimos ahí, pero vulnerables solo por un tiempo. De cada derrota, aprendemos. De cada derrota, somos más sabios. De cada caída, aprendemos a vencer, a superarnos, y una vez más a preguntarnos: ¿Es lo máximo que podemos dar de nosotros mismos?

lunes, 11 de noviembre de 2013

¿Es la vida que queremos vivir?

Hay momentos en nuestra vida que la rutina nos consume. Estar inmersos en hábitos adquiridos en los que hacemos las cosas sin pensar acaba por hacernos mella. De alguna manera, la rutina nos impide darnos cuenta, ser conscientes del ahora, del momento en el que estamos viviendo. Es entonces, cuando deseamos el cambio. Dichos cambios, normalmente suelen estar marcados por grandes acontecimientos pero los mejores cambios, llegan en pequeños momentos. Los mejores cambios llegan, una vez paramos y vemos quienes somos. Aquellos importantes, aquellos que te pusieron a prueba. Aquellos que hicieron de ti alguien grande. Esos que te hicieron vulnerable por un tiempo, pero que finalmente te hicieron más fuerte. Esos, que te hicieron humano. Cuando la sensación agobiante de la rutina nos agobie, es el momento de reflexionar y decidir. ¿Es esta la vida que queremos vivir? ¿Apostamos por la persona equivocada? ¿Es el momento de dejar atrás aquello que nos está haciendo daño? ¿Podemos esforzarnos más? ¿Podemos hacerlo mejor? Una vez somos conscientes de aquello que queremos cambiar de nuestra vida, es el momento de echar la vista atrás solo un momento. Todo ello, para mirar lo que hemos conseguido hasta entonces, y volver a mirar hacia adelante, ver todo aquello que nos queda por conseguir, y finalmente seguir nuestro camino.

lunes, 28 de octubre de 2013

El principio 90/10

El escritor Stephen Covey escribió sobre el principio 90/10 en el cual se nos descubre que la manera de reaccionar ante determinadas situaciones que nos ocurren en nuestro día a día, son clave para entender lo que nos sucede en nuestras vidas. No controlamos el 10% de lo que nos sucede en nuestra vida, pero el 90% de ello, lo acabamos determinando nosotros. Tenemos buenos y malos días. De estos últimos, ¿realmente nos paramos a pensar que ha originado nuestro caótico día? Solemos atribuir la culpa a una serie de factores, a un cúmulo de cosas y en ocasiones a otras personas cuando en realidad, la culpa de ese fatídico día la hemos tenido nosotros, o concretamente nuestra forma de reaccionar ante los eventos que se nos han presentado. Hay que partir de la base de que no todo podemos controlarlo. El control da tranquilidad, da estabilidad. Pero todos sabemos que no todo es predecible ni controlable, hay cosas que se nos escapan de las manos. En ocasiones, cosas que no se nos pasan ni por la cabeza, pero que debemos de hacer frente. ¿A veces, no os ha dado la sensación de que la vida os ha puesto a prueba una y otra vez? Cuando sucede, es fácil perder los nervios. Es fácil venirse abajo. ¿Es constructivo para nuestra salud emocional reaccionar así? Todo depende del cristal con el que se miren las cosas. Nuestra manera de enfrentarnos a determinadas eventualidades, va a determinar nuestro día, nuestra manera de relacionarnos con los demás o nuestra predisposición a realizar alguna tarea. Al final lo que hacemos, pensamos o decimos, se convierte en una especie de boomerang que regresa a nosotros. En última instancia, nosotros somos los artífices de hacer de aquello que nos vuelve, sea algo que merezca la pena o no.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Las batallas que ganamos, las batallas que perdimos.

Con el paso del tiempo las cosas cambian, se desgastan o se perfeccionan. Entre tanto, vivimos constantemente tomando decisiones. Algunas, no afectan al trascurso de nuestras vidas, y otras sin embargo, la trastocan de la manera más profunda que jamás podríamos imaginar. Y aprendemos a vivir con ellas. Con las decisiones tomadas con valor, con aquellas tomadas con una cierta dosis de locura, con aquellas que son acertadas y otras que quizás no lo son tanto. También luchamos batallas, en las que hay veces que salemos victoriosos y otras que nos hacen sufrir más de lo necesario. Como seres humanos, erramos. Esto significa que hay veces que perdemos el tiempo luchando por causa de una mentira, o sufrimos por personas que no estaban a la altura de nuestro amor. Lo importante al final de todo, es saber que las malas decisiones, o las batallas que hemos librado y que nos han permitido llegar a donde estamos hoy, siempre terminan por enseñar algo. No importa cuántas heridas y cicatrices haya supuesto caer en nuestras particulares luchas. Cada herida y cada cicatriz es una hazaña que indica que nos hemos levantado en las situaciones más adversas, que hemos lidiado con el dolor, que hemos sido capaces de sobreponernos a aquello que un momento nos hizo débiles pero que ahora nos ha hecho fuertes. Si la decisión que tomamos es acertada, saldremos victoriosos de la batalla, si no lo es, saldremos derrotados, tendremos que comenzar todo otra vez, pero esta vez seremos más sabios. La base del éxito, al final se basa, en la constante de seguir luchando, una y otra vez.

sábado, 17 de agosto de 2013

Triste canción de despedida.

Conforme crecemos, todo se complica más. Tenemos que lidiar con situaciones que jamás hubiéramos imaginado. Tenemos que tomar decisiones, tenemos que elegir. Cada elección significa renunciar a algo. Establecemos un orden de prioridades. Elegimos una opción y renunciamos a otra. Para conseguir aquello que queremos, debemos hacer sacrificios. Algunos parece que son mínimos, otros sin embargo, duelen de verdad. Llega un momento en el que llegas a preguntarte si dicho sacrificio para alcanzar aquello que anhelamos merece la pena. Y todo se reduce a seguir añorando aquello que hemos dejado atrás, o seguir adelante. Con las personas sucede algo parecido. Durante nuestra vida se conforma una pasarela de gente que desfila por ella, algunos para irse, otros para quedarse, o simplemente para aprender algo de ellos. Lo complicado, es tener que decir adiós a personas que nos importan de verdad. Hay momentos en los que no hay vuelta de hoja, en los que por mucho que te duela, tienes que saber decir adiós. Tienes que aprender a pasar página. Nadie dice que sea fácil. Las despedidas duelen y en un primer momento dichas personas se llevan parte de nosotros. Con el tiempo, acabas quedándote con lo que has aprendido o todo aquello que te ha aportado dicha persona o situación. Otras veces sin embargo, te das cuenta de que hay despedidas que son necesarias y que hay otras, que ni siquiera podemos evitar.

domingo, 21 de julio de 2013

Maniáticos del control.

Tener controladas las cosas de nuestra vida, nos proporciona seguridad. El control, proporciona estabilidad. La realidad, es que todo es tan sumamente volátil y efímero, que es imposible controlarlo todo. Cuando se incorporan nuevos elementos a la acción, cuando colisiona lo imprevisto contra todos nuestros pronósticos, entra en juego la duda. Cuando se pone un obstáculo en nuestro camino, aferrarnos a nuestra misma manera de comportarnos, a nuestras expectativas, nos produce una tensión de querer controlarlo todo y seguir nuestro plan sí o sí. Sin embargo, las nuevas circunstancias, piden un cambio de rumbo o simplemente, que tengamos paciencia. Esperar llegar a nuestras metas a través de un camino recto implica que nos frustremos cada vez que aparece un obstáculo. Para conseguir nuestros propósitos, necesitamos flexibilidad, reconocer que hay veces que no merece la pena destruir los obstáculos para en lugar de ello, bordearlos y seguir avanzado. Ante la duda, ante la incertidumbre, podemos optar por dos opciones: Resignarnos, o aceptar la realidad. Una vez la aceptamos, somos conscientes de que aquello a lo que aspiramos es duro y difícil. Reconocemos lo que sentimos. Cambiamos la idea de una incertidumbre negativa por la de una espera que finalmente, nos servirá para aprender. Una vez reconocido y aceptado la realidad, se potencia nuestra seguridad, nuestra confianza en nosotros mismos, nuestras ganas de avanzar, nuestras ganas de seguir luchando.





domingo, 23 de junio de 2013

Lucha de leones.

Nos proponemos metas. Tenemos sueños, objetivos por cumplir. A veces se ven bastante claros, y otras, sin embargo, se vislumbran bastante borrosos. En ocasiones, el camino resulta ser tedioso. Tanto, que nos replanteamos si estamos avanzando por el correcto. Lo cierto es que, ninguna meta que se precie o algo que verdaderamente merezca la pena se torna fácil. Siempre hay obstáculos. Algunos que ni siquiera te habías planteado. Finalmente si aquello por lo que luchas merece la pena, encuentras la manera de sortearlos. ¿Quién dijo que iba a ser fácil? El mero reto de superarnos a nosotros mismos y a las dificultades que se nos presentan, hacen que nuestra particular y añorada meta se vuelva más atractiva. Las opciones son simples: tirar la toalla o seguir adelante. Es cierto, que hay momentos en los que no las tenemos todas las de ganar con nosotros, pero al final acabamos encontrando la manera de hacerlo, no importa cuánto tiempo necesitemos. La clave para lograr nuestros deseos está en la perseverancia, en el esfuerzo. Una vez hemos alcanzado  la meta propuesta, el valor no se encuentra en la coronación de nuestra particular cima, sino en todo lo que hemos aprendido y como hemos ido evolucionando mientras hemos luchado por ello. Si alguna vez, te das cuenta de que no es la meta que querías conseguir o no te has convertido en quien querías ser, siempre puedes volver a empezar.

sábado, 18 de mayo de 2013

La explotación de tu lado salvaje


En la obra El Principito, su autor Aintone de Saint-Exupéry decía literalmente: “Lo esencial es invisible a los ojos; tan sólo puede verse con el corazón”. Conforme vamos creciendo, nos olvidamos cada vez más de esta idea. Nos olvidamos que en un pasado fuimos niños con una imaginación capaz de convertir un par de cojines en un fuerte, o una bañera en un océano por el cual navegar.  A lo largo de los años, nuestro pensamiento empieza a estar más regido por un carácter más académico vinculado a la obtención de resultados, sin dejar hueco a la creatividad, a la innovación, a la intuición. Todo esto viene provocado en gran parte por la sociedad en la que vivimos, en la que el conocimiento más científico y lógico es el único que tiene cabida, en contraposición al conocimiento intuitivo, o de índole más creativa. La realidad es que ambos conocimientos son complementarios, y el equilibrio entre ambos sería lo idóneo para poder evolucionar, para poder progresar, para poder avanzar. Pero, “conciliar” a estas partes no es tarea fácil, para ello debemos desprendernos de todo miedo, armarnos de valor, ser valientes, para así, escuchar a nuestro corazón, actuar acorde lo que realmente sentimos y avanzar por el camino correcto.

sábado, 20 de abril de 2013

La travesía de los corazones soñadores.

¿Nunca has imaginado como sería tu vida dentro de unos años?  Es curioso, que con el tiempo nos damos cuenta que quizás la idea de nuestra particular visión de futuro difiere bastante con la realidad. Todo cambia a un ritmo vertiginoso, tanto que a veces da realmente miedo. Y nada, es como te esperabas. Incluso, hasta los sueños, nuestras propias motivaciones personales o metas a conseguir pueden cambiar. Lo único que permanece, es el camino que tenemos que recorrer para alcanzar nuestros más anhelados deseos.  A veces el trayecto, se torna duro, teniendo así que hacer frente a los obstáculos que se nos presentan. Hay momentos en los que nuestras fuerzas no son las mismas que cuando iniciamos el camino y vislumbramos nuestra meta algo más lejana de dónde quizás se encuentra en realidad. Puedes hacer un alto en el camino, tienes permitido caerte, pero si de verdad quieres llegar a la particular cumbre que te has propuesto conquistar, estás obligado a levantarte. Nuestro viaje acaba convirtiéndose en una lucha constante contra nosotros mismos. Nadie dijo que fuera fácil, pero nada es imposible si de verdad se lucha por algo en lo que realmente crees. Nunca está de más alzar la vista atrás para ver todo el camino que hemos recorrido hasta entonces y ver así cuán lejos podemos llegar.  Una vez hemos conseguido alcanzar la cumbre, te das cuenta que lo más importante no ha sido llegar a ella, sino todo lo que te ha supuesto el viaje para coronarla.



sábado, 23 de marzo de 2013

Cuando la realidad supera a la ficción


Las películas logran transportarnos a otros mundos. Las películas, nos hacen reflexionar, nos hacen pensar, nos hacen vivir la historia de un personaje, nos tocan la fibra sensible, nos evaden de la realidad. Hay veces que llegan a ser realmente inspiradoras,tanto,que nos hacen emerger nuevos pensamientos o visiones acerca de nuestra vida o de nosotros mismos. El 28 de Diciembre de 1985,los hermanos Lumière proyectaron la salida de los obreros de una fábrica francesa en Lyon,la demolición de un muro,la llegada de un tren y un barco saliendo de un puerto. Ese momento,marcaría un antes y un después en la historia. Se había creado el cine, y como consecuencia de ello,se rodaron innumerables películas. Así, el cine se convirtió en el séptimo arte. Hasta la fecha, en el mundo se han producido millones de películas y con ellas se han narrado millones de historias. Historias basadas en los típicos cuentos que nos han contado cuándo éramos pequeños,historias que desde un principio sabíamos como iban a acabar o historias que nos descolocan con un inesperado final. En la vida real, los finales felices son escasos y lejanos entre sí. Quizás por eso necesitamos las películas, para recordarnos que pese a todo, las cosas menos pensadas pueden surgir en los sitios menos probables. Hay veces que nuestra vida se torna como una película, pero en lugar de ser un mero espectador tomamos el papel protagonista. Vivimos el guión que poco a poco vamos escribiendo con nuestras decisiones, con nuestros aciertos,con nuestros errores. Y nos sorprendemos cuándo nos sucede algo inesperado, o cuando rompemos con el guión,cuando la vida real supera con creces a la ficción.

sábado, 16 de marzo de 2013

La filosofía de la hormiga


A pesar de ser diminutas en relación a la complexión humana, las hormigas pueden levantar cincuenta veces su propio peso. Este pequeño insecto que tiene una gran capacidad de resistencia, posee una gran perseverancia. Las hormigas nunca se rinden. Si ellas se han propuesto ir por un lado y tratamos de detenerlas; ellas buscarán otro camino para continuar. Para alcanzar nuestros propósitos o nuestros sueños, quizás debemos seguir la filosofía de la hormiga, nunca rendirnos buscando todas las maneras posibles para llegar a aquello que queremos conseguir. A parte de ser perseverante, las hormigas durante el verano piensan en la fría estación del invierno. Recogen y almacenan la comida del verano para hacer frente a la dura estación invernal. No podemos ser tan ingenuos de pensar que el verano durará eternamente, es decir no podemos creer que siempre todo nos va a ir bien y actuar sin pensar en las consecuencias. Vivimos en una sociedad cambiante en la que hoy puede ser seguro, mañana puede no serlo. Por ello es importante es ser realista, y pensar con cabeza de cara al futuro.Otro aspecto a destacar de estos diminutos insectos es que durante el invierno piensan en el verano. Las hormigas después del gélido invierno volverán a salir a la luz del sol. Así como el verano no dura eternamente, el invierno tampoco. Si de verdad quieres conseguir algo,se perseverante,se consciente de que ni las buenas rachas ni las malas duran para siempre y que con trabajo y esfuerzo, todo se consigue.




sábado, 2 de marzo de 2013

Un genuino libro en blanco.

Si nuestra vida fuera un libro podríamos dividirla en numerosos capítulos.Si fuera así,habría capítulos para recordar y otros que quizás nos gustaría arrancar o que simplemente desearíamos que no se hubieran escrito. En cada etapa de nuestra vida hay cambios que generalmente están marcados por grandes sucesos. Momentos que marcan un punto de incisión entre el día de hoy y el de mañana. El día en el que te marchas de casa dispuesto a cumplir un sueño,el día en el que te gradúas,el día en el que te enamoras... Y todo cambia en cuestión de segundos. Los mejores cambios llegan en pequeños momentos,cuando nos paramos y vemos quiénes somos. Cada vez que echamos la vista atrás y observamos lo lejos que hemos llegado,también vemos aún lo lejos que podemos llegar. Para poder cambiar completamente, puede que necesitemos liberarnos de todo a lo que nos aferramos y nos impide seguir adelante. Enfrentar a nuestros miedos día a día y avanzar para sí conducirnos por un nuevo camino. El correcto. Si un día despiertas y te das cuenta de que la persona en la que te has convertido no es la persona que quieres ser... Siempre puedes volver atrás e intentarlo de nuevo,reescribiendo un nuevo capítulo.

domingo, 17 de febrero de 2013

Heridas y cicatrices


Los accidentes ocurren. Como consecuencia de ello,nos hacemos heridas. Cuánto más profunda es la herida,más cuidados necesita. Limpiamos la herida,cerramos el corte,desinfectamos,la cubrimos para evitar que se infecte para que pueda finalmente,cicatrizar. Con las heridas emocionales pasa exactamente lo mismo,a diferencia de que estas no las apreciamos a simple vista. Cuando nos hacemos daño de verdad y parece que la herida no termina por cicatrizar o no sana correctamente,tenemos que ahondar en ella. Cuando esto sucede,hay veces que el dolor se vuelve insoportable. Nos volvemos vulnerables,y la recuperación es dura. La gente de tu alrededor puede escucharte,entenderte,estar a tu lado... pero al fin y al cabo,la recuperación la haces tú solo. El tiempo en que la herida cicatrice,dependerá de cuan grande sea esta. Hay heridas que tardan en cerrarse, y hay otras que no lo hacen del todo. Cuando finalmente la herida se cierra,se forma una cicatriz. El dolor finalmente se ha ido,pero la cicatriz permanece. La cicatriz es como la marca del duelo,la señal de que has superado todo aquello que creías que no ibas a poder superar,es el signo de sobreponernos a todo aquello que un día,nos volvió vulnerables. Cuando vuelvas a tener heridas,recuerda tus viejas cicatrices,esas que te han hecho más sabio y fuerte, esas que te han enseñado que tarde o temprano,que la herida termina por cicatrizar,que el dolor acaba por irse.

sábado, 26 de enero de 2013

Empezar de cero.

Empezar de cero. ¿Quién no se ha planteado muchas veces volver a empezar? Empezar de cero es plantearse una nueva etapa, una nueva forma de hacer las cosas, reinventarnos a nosotros mismos y rediseñar todo lo que hemos hecho hasta el momento. Empezar de nuevo,implica provocar una ruptura con una parte de nosotros mismos o de nuestra vida.Hay personas que afrontan los cambios de una manera más serena,mientras que otras son más reacias a ellos. Si nos adaptamos al cambio,si empezamos de cero,es para sobrevivir. Generalmente, los cambios implican romper con aquello que estaba establecido y no es cómodo tener que adaptarse una y otra vez sobre todo cuando estamos acostumbrados a algo. Empezar de cero no significa tirar todo a la basura,ni escribir una hoja en blanco. Partimos de una base y siempre podemos empezar a escribir a partir de un párrafo escrito. Con la entrada de un nuevo año,nos marcamos propósitos con la intención de apartar aquello que no nos gusta de nuestras vidas. Con solo un cambio numérico en el calendario, tenemos la esperanza de cumplir todo lo que nos hemos propuesto,ante un aparente cambio de actitud que ha surgido entre el último segundo del año y el primero del año que entra. Acabamos utilizando los años nuevos como razones. ¿Acabamos cumpliendo algo de lo que nos hemos  propuesto? No es malo querer cambiar todo aquello que no nos gusta de nuestras vidas,pero hay que recordar que nuestra felicidad depende de nuestro amor propio,de nuestras acciones,no de un día en el calendario.