viernes, 31 de enero de 2014

El miedo sumiso.

El miedo es la emoción más básica del ser humano para protegernos de cosas desagradables, de peligros o de amenazas que rompan con nuestra estabilidad. Generalmente, el miedo se asocia con un concepto negativo del mismo, ya que dicha emoción en ocasiones nos limita y hay veces que no nos permite actuar. Pero realmente, ¿el miedo llega a ser algo malo o que adquiera una connotación negativa? Utilizado de manera poco decorosa, el miedo se convierte un arma de dominación y control poderosa en la que nos convertimos en sumisos de aquellos dirigentes que tratan que nos acobardemos y actuemos acorde a sus intereses. Sin embargo, el miedo también nos impulsa a ser valientes, a matar ese freno que nos impide actuar, a querer mejorar. Hay gente que cree que la ausencia de miedo es la que nos lleva a conseguir grandes cosas, pero el no tenerlo ¿no nos hace en cierta medida inconscientes o ajenos a la realidad? El miedo es necesario, pero no dejando que este nos controle. Hay que establecer una relación en la que nosotros seamos conscientes de que está ahí, que lo controlemos y que lo utilicemos como ente motivador que nos permita alcanzar aquello que queremos conseguir. No se trata de evitar el miedo, sino de canalizar el potencial de este y encaminar nuestra manera de actuar a conseguir algo productivo de dicha emoción.