sábado, 18 de mayo de 2013

La explotación de tu lado salvaje


En la obra El Principito, su autor Aintone de Saint-Exupéry decía literalmente: “Lo esencial es invisible a los ojos; tan sólo puede verse con el corazón”. Conforme vamos creciendo, nos olvidamos cada vez más de esta idea. Nos olvidamos que en un pasado fuimos niños con una imaginación capaz de convertir un par de cojines en un fuerte, o una bañera en un océano por el cual navegar.  A lo largo de los años, nuestro pensamiento empieza a estar más regido por un carácter más académico vinculado a la obtención de resultados, sin dejar hueco a la creatividad, a la innovación, a la intuición. Todo esto viene provocado en gran parte por la sociedad en la que vivimos, en la que el conocimiento más científico y lógico es el único que tiene cabida, en contraposición al conocimiento intuitivo, o de índole más creativa. La realidad es que ambos conocimientos son complementarios, y el equilibrio entre ambos sería lo idóneo para poder evolucionar, para poder progresar, para poder avanzar. Pero, “conciliar” a estas partes no es tarea fácil, para ello debemos desprendernos de todo miedo, armarnos de valor, ser valientes, para así, escuchar a nuestro corazón, actuar acorde lo que realmente sentimos y avanzar por el camino correcto.