En la obra El Principito, su autor Aintone
de Saint-Exupéry decía
literalmente: “Lo esencial es invisible a
los ojos; tan sólo puede verse con el corazón”. Conforme vamos creciendo,
nos olvidamos cada vez más de esta idea. Nos olvidamos que en un pasado fuimos
niños con una imaginación capaz de convertir un par de cojines en un fuerte, o
una bañera en un océano por el cual navegar.
A lo largo de los años, nuestro pensamiento empieza a estar más regido
por un carácter más académico vinculado a la obtención de resultados, sin dejar
hueco a la creatividad, a la innovación, a la intuición. Todo esto viene
provocado en gran parte por la sociedad en la que vivimos, en la que el
conocimiento más científico y lógico es el único que tiene cabida, en
contraposición al conocimiento intuitivo, o de índole más creativa. La realidad
es que ambos conocimientos son complementarios, y el equilibrio entre ambos
sería lo idóneo para poder evolucionar, para poder progresar, para poder
avanzar. Pero, “conciliar” a estas partes no es tarea fácil, para ello debemos
desprendernos de todo miedo, armarnos de valor, ser valientes, para así,
escuchar a nuestro corazón, actuar acorde lo que realmente sentimos y avanzar
por el camino correcto.
Buenas David, te traigo una noticia: tienes un premio que recoger en mi blog relatoseneltiempo.blogspot.com.es, puedes pasarte cuando quieras. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias! Lo acabo de ver :D
Eliminar¿Por dónde te contesto las preguntas? :)
Gracias por comentar! A veces nos volvemos muy mecánicos y dejamos poquito sitio a la creatividad. Soy de pensar que ambos lados tienen que complementarse :)
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