¿Nunca has imaginado como sería tu vida dentro de unos
años? Es curioso, que con el tiempo nos
damos cuenta que quizás la idea de nuestra particular visión de futuro difiere
bastante con la realidad. Todo cambia a un ritmo vertiginoso, tanto que a veces
da realmente miedo. Y nada, es como te esperabas. Incluso, hasta los sueños,
nuestras propias motivaciones personales o metas a conseguir pueden cambiar. Lo
único que permanece, es el camino que tenemos que recorrer para alcanzar
nuestros más anhelados deseos. A veces
el trayecto, se torna duro, teniendo así que hacer frente a los obstáculos que
se nos presentan. Hay momentos en los que nuestras fuerzas no son las mismas
que cuando iniciamos el camino y vislumbramos nuestra meta algo más lejana de
dónde quizás se encuentra en realidad. Puedes hacer un alto en el camino,
tienes permitido caerte, pero si de verdad quieres llegar a la particular cumbre
que te has propuesto conquistar, estás obligado a levantarte. Nuestro viaje
acaba convirtiéndose en una lucha constante contra nosotros mismos. Nadie dijo
que fuera fácil, pero nada es imposible si de verdad se lucha por algo en lo
que realmente crees. Nunca está de más alzar la vista atrás para ver todo el
camino que hemos recorrido hasta entonces y ver así cuán lejos podemos
llegar. Una vez hemos conseguido
alcanzar la cumbre, te das cuenta que lo más importante no ha sido llegar a
ella, sino todo lo que te ha supuesto el viaje para coronarla.
"Todo cambia a un ritmo vertiginoso, tanto que a veces da realmente miedo." Es verdad, si me hubieran peguntado hace menos de una semana si estaría pensando y actuando que como actúo desde hace dos días, seguro la respuesta hubiera sido no. Todo cambia y nuestras ideas cambian con el tiempo como todo lo demás y tenemos que enfrentar esos cambios conscientemente.
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