domingo, 21 de julio de 2013

Maniáticos del control.

Tener controladas las cosas de nuestra vida, nos proporciona seguridad. El control, proporciona estabilidad. La realidad, es que todo es tan sumamente volátil y efímero, que es imposible controlarlo todo. Cuando se incorporan nuevos elementos a la acción, cuando colisiona lo imprevisto contra todos nuestros pronósticos, entra en juego la duda. Cuando se pone un obstáculo en nuestro camino, aferrarnos a nuestra misma manera de comportarnos, a nuestras expectativas, nos produce una tensión de querer controlarlo todo y seguir nuestro plan sí o sí. Sin embargo, las nuevas circunstancias, piden un cambio de rumbo o simplemente, que tengamos paciencia. Esperar llegar a nuestras metas a través de un camino recto implica que nos frustremos cada vez que aparece un obstáculo. Para conseguir nuestros propósitos, necesitamos flexibilidad, reconocer que hay veces que no merece la pena destruir los obstáculos para en lugar de ello, bordearlos y seguir avanzado. Ante la duda, ante la incertidumbre, podemos optar por dos opciones: Resignarnos, o aceptar la realidad. Una vez la aceptamos, somos conscientes de que aquello a lo que aspiramos es duro y difícil. Reconocemos lo que sentimos. Cambiamos la idea de una incertidumbre negativa por la de una espera que finalmente, nos servirá para aprender. Una vez reconocido y aceptado la realidad, se potencia nuestra seguridad, nuestra confianza en nosotros mismos, nuestras ganas de avanzar, nuestras ganas de seguir luchando.





2 comentarios:

  1. Aspirar a la perfección es el principio de tu propia autodestrucción. Lo que está claro es que el orden te satisface porque logras convencerte de que tienes poder sobre algo, pero si el universo es más grande y hay caos, donde estamos incluidos nosotros, ¿por qué buscar el control?

    Nada te dará mayor placer que encontrar entre el desorden algo que dabas por perdido, aunque evidentemente, también defiendo que cuando tienes poco tiempo, guiarte en él colma tu paciencia y te desespera, agriando tu carácter cuando si hubiera estado prefijado, te habría ahorrado todo aquello.

    Y en cuanto a personas, es bueno ser ambicioso siempre y cuando no te exija pisar a otro, pero no determines lo que haces en tu vida cada dia desde que amanece hasta que te acueste, da un margen de improvisación o te convertirás en un robot. También recuerda que nada es eterno y que si te acostumbras algo, una vez que no está, tu dependencia a ello te desquicia... poniendo en juego otros aspectos que si tienes sumisos.

    La pizca de la alegría es despertar y no esperar nada, todo a largo plazo, no a corto, con la esperanza de ser sorprendido con pequeños detalles, que quizá te demuestren que vas en mal camino como te habías empeñado en prefijarte aunque obviamente sin perder la cabeza y recordar el mañana... está ahi, llegarás, pero tampoco te ciñas, te emperres ni te obsesiones con exclusivamente ello.

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